Aysén: La «Botá» de la Lancha en Caleta Andrade, Islas Huichas, una tradición viva
En una pintoresca minga que nos transporta a lo más profundo de la tradición chilota, decenas de vecinos se congregaron en Caleta Andrade, en Islas Huichas, región de Aysén, para llevar a cabo la «bota» de una lancha al mar. Este evento no solo nos conecta con la historia, sino que también nos muestra el […]
En una pintoresca minga que nos transporta a lo más profundo de la tradición chilota, decenas de vecinos se congregaron en Caleta Andrade, en Islas Huichas, región de Aysén, para llevar a cabo la «bota» de una lancha al mar. Este evento no solo nos conecta con la historia, sino que también nos muestra el esfuerzo y la dedicación de una comunidad unida que trabaja juntos para mantener viva una costumbre ancestral.
La lancha en cuestión, una pequeña embarcación de madera, matrícula AGU 1182, es propiedad del armador Luis Antonio Vargas. El proceso de «bota» es todo un ritual que involucra el desplazamiento de la lancha sobre rodillos de madera hasta la orilla de la playa, desde donde otra embarcación ayuda en la tracción desde el mar. Esto permite que la lancha, bautizada como Don Julio, llegue a la orilla y espere pacientemente la creciente para ser finalmente fondeada.
Luis Antonio Vargas, el armador de Don Julio, compartió sus pensamientos sobre esta tradición tan especial
No podemos dejar de mencionar a Julio Vargas, tío del armador y un octogenario vecino de la zona, quien también se unió al evento y compartió sus reflexiones
Este evento no solo es una muestra de respeto por las raíces y las tradiciones, sino también un ejemplo de trabajo en equipo y unidad comunitaria. El armador, Luis Antonio Vargas, quiso expresar su gratitud a todos los participantes
Desde Caleta Andrade, Islas Huichas, esta tradición ancestral nos inspira a valorar nuestras raíces y a trabajar juntos para mantener viva la historia. La «bota» de la lancha es mucho más que un ritual; es un testimonio de la fuerza de la comunidad y de la importancia de preservar nuestras costumbres para las generaciones venideras.