La comunidad de Castro se encuentra de luto tras el reciente fallecimiento de Francisco Barria Ruiz, conocido cariñosamente como "Chuncho".
Este hábil zapatero dedicó más de 45 años de su vida al oficio, dejando una marca imborrable en la ciudad y en la memoria de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo.
Francisco comenzó su carrera a la temprana edad de 16 años, trabajando incansablemente en Rio Gallegos, Argentina, y posteriormente en Punta Arenas. A pesar de los desafíos y la lejanía, decidió regresar a su amado Chiloé siendo soltero.
Fue en Chaitén, mientras trabajaba en las obras de la carretera, donde conoció a su gran amor, formando una familia que se convertiría en la base de su vida. Su vida laboral lo llevó a faenas de pesca en las Guaitecas, pero su pasión por el oficio de zapatero nunca disminuyó.
Apodado "Chuncho", Francisco y su familia establecieron su primera zapatería en la calle Ohigginis en Castro, para luego trasladarse (hasta la fecha) a la reconocida calle San Martín. Su hija Paulina heredó con orgullo el oficio, continuando así el legado de su padre.
La comunidad castreña recuerda a Francisco Barria Ruiz como una figura respetada y querida. Su amabilidad, destreza en el oficio y su inquebrantable dedicación a la comunidad lo convirtieron en una persona muy conocida en la ciudad. Su larga trayectoria y contribuciones a la vida local han dejado una huella imborrable.
Con profundo pesar, despedimos a un hombre que no solo fue un maestro zapatero sino también un pilar en la comunidad. La partida de Francisco deja un vacío que será difícil de llenar, pero su legado perdurará en cada par de zapatos que arregló con esmero y en los corazones de quienes tuvieron el honor de conocerlo.